Un 7% de ingresos en Reino Unido se deben a reacciones a fármacos.
En España no hay datos globales sobre este problema.
Cinco gotas cada ocho horas durante un mes o una gota cada ocho horas durante cinco días. Los errores en la prescripción médica son más frecuentes de lo que todos deseamos. En Reino Unido, uno de cada 100 pacientes está en riesgo de recibir una receta equivocada. Situación que no se puede comparar con lo que ocurre en España porque nuestro país no cuenta con una base de datos sobre las prescripciones que realizan cada día los médicos en las consultas de atención primaria o especializada.
En torno a un 7% de
los ingresos hospitalarios en el Reino Unido se produce como consecuencia de efectos adversos de fármacos, la mitad de ellos
prevenibles. Sin embargo, uno de cada 250 pacientes no recibe una vigilancia
adecuada al tratamiento que le ha sido recetado, según los datos de un estudio
publicado por la revista British
Medical Journal.
El trabajo, que ha analizado los datos de un millón de pacientes de
526 centros médicos, muestran que las personas que más riesgo tienen de sufrir
un error en la prescripción de un medicamento son aquellas que están
polimedicadas, es decir, que reciben más de un fármaco o las ancianas.
A falta de un
registro electrónico accesible por médicos ubicados en diferentes puntos de
España, el retrato de estos errores médicos en nuestro país parece similar al
obtenido por los investigadores británicos, según recogen los datos de estudios
realizados de forma autónoma por diferentes CCAA.
"Esta situación
puede empezar a cambiar con la puesta en marcha de lainteroperabilidad
de la receta electrónica entre Comunidades Autónomas, un
proyecto que Sanidad inició este verano en Extremadura y Canarias y que
permitirá a cualquier médico acceder al tratamiento de un paciente que viva en
otra comunidad distinta a la que se encuentra en ese momento. Además de una
ventaja momentánea para esa consulta, este proyecto permitirá estudios como el
que recoge hoy la revista británica", señala Miguel Ángel Hernández, del
grupo de trabajo de utilización de fármacos de la Sociedad Española de Medicina
de Familia y Comunitaria (Semfyc).
A falta de datos
globales actualizados, las cifras de fallos
en las recetas médicas hay que buscarlas en estudios como
el APEAS, llevado a cabo sobre el análisis de 96.000 prescripciones y
el ENEAS. Según estos trabajos, realizados en 2008 y 2005, respectivamente, los errores se dan en el 9,3% de las prescripciones realizadas
en un hospital y en el 1% en Atención Primaria. "El
dato de atención primaria es bajo, es algo que me congratula. La verdad es que
en los últimos años, y gracias a que se ha informatizado la prescripción,
existen menos errores debido a la ilegibilidad o mala comprensión de la receta,
porque los médicos hemos tenido siempre fama de escribir muy mal, algo que es
verdad", explica José Polo, vicepresidente de la Sociedad Española de Médicos
de Atención Primaria (Semergen).
Uno de los datos a
destacar del estudio navarro es que el
70% de los efectos adversos ocurridos tras una prescripción médica se podría
haber evitado. "En España se viene trabajando en este tema
desde hace tiempo pero hay fragmentación de la información, lo que complica el
análisis. Además, para disminuir estos errores, los médicos de familia
necesitan que la Administración genera en las agendas de cada día más tiempo
para que los médicos puedan dedicar a cada paciente. Sería una inversión
rentable porque se pueden evitar muchos problemas e ingresos
hospitalarios", defiende Hernández.
Al igual que en el
Reino Unido, en nuestro país las personas que más riesgo tienen de sufrir un
problema de este tipo son aquellas que toman más de un fármaco y las ancianas.
Pero existen otros grupos de riesgo como las mujeres embarazadas y los niños.
"Si cada
comunidad intentara reducir el número de fármacos por paciente y prestar más atención a medicamentos de alto riesgo,
generando programas de alerta en la historia electrónica o citando
periódicamente a los pacientes que toman estos fármacos, podríamos reducir
estos errores y aumentar la seguridad. Se trata de una inversión
rentable", apunta el portavoz de Semfyc.
El Ministerio de
Sanidad tiene identificados esos medicamentos de alto riesgo en pacientes
crónicos, que publicó en un informe de 2014. Entre otros fármacos que son
propensos a generar más problemas en los pacientes que los consumen están los antiagregantes plaquetarios (aspirina), anticoagulantes (Sintrom) losantiepilépticos, antiinflamatorios, antipsicóticos, corticoides o benzodiacepinas,
entre otros. "Son medicamentos que o bien actúan en rangos estrechos de
eficacia o que genera alteraciones en el equilibrio de ciertas sustancias y que
tienen a producir efectos adversos que hay que vigilar", afirma Hernández.
En otros casos, como apunta Polo, "son fármacos que las personas suelen
consumir como algo habitual, con mucha facilidad, pero que no están exentos de
riesgos y, al automedicarse, aumentan los problemas".
Por último, estos
especialistas señalan que los envases de los fármacos también son un
factor más para generar problemas. "En España, para un mismo principio
activo hay múltiples envases con apariencia diferente. Esto
lleva a confusión, sobre todo en pacientes de más edad. Hace años hicimos una
propuesta para que, al menos, una cara del envase fuera igual en todos los
productos del mismo principio activo. El ministerio comprende el problema pero
no ha hecho nada más. El problema es que las empresas no quieren modificar sus
envases, es un tema de dinero", asegura el portavoz del grupo de trabajo
de utilización de fármacos de la Semfyc.
No hay comentarios:
Publicar un comentario